Tegucigalpa, 13 de febrero de 2024 – Los consumidores hondureños se enfrentan a un nuevo golpe a sus bolsillos a partir de este lunes, con aumentos considerables en los precios de los cinco combustibles de mayor consumo. Los incrementos, que superan el lempira por galón en algunos casos, impactarán directamente en el transporte, la economía familiar y el costo de vida en general.
El diésel lidera las alzas con un aumento de 1.51 lempiras por galón, situándose en un precio de L 92.95 en las estaciones de servicio de la capital. Le sigue el queroseno o gas doméstico, con un alza de 1.43 lempiras y un nuevo precio de L 85.59 por galón.
La gasolina regular también experimenta un aumento significativo de 1.18 lempiras, cotizándose ahora a L 91.84 el galón. El gasolina superior sube 1.11 lempiras y se venderá a L 105.33 por galón. Por último, el gas licuado vehicular presenta un alza de 1.02 lempiras, alcanzando un precio de L 48.40 el galón.
Autoridades de la Secretaría de Energía justifican estos incrementos por las alzas en los precios de los refinados en Nueva York, mercado de referencia para Honduras. De no ser por el subsidio del 50% que aplica el gobierno al diésel y la gasolina regular, los aumentos para estos combustibles serían aún mayores.
Es importante destacar que la fórmula para calcular los precios de los carburantes se basa en las cotizaciones internacionales de los últimos 22 días. Este nuevo golpe al bolsillo de los hondureños se suma a la constante alza en el costo de la canasta básica y otros productos esenciales, lo que genera preocupación e incertidumbre en la población.
Se espera que los efectos de estas alzas se traduzcan en un aumento del costo del transporte público, encareciendo los productos y servicios básicos, y afectando negativamente el poder adquisitivo de las familias hondureñas.
El panorama económico actual exige medidas urgentes por parte del gobierno para mitigar el impacto de estas alzas en la población más vulnerable.
Este nuevo panorama también abre la puerta a la reflexión sobre la necesidad de diversificar la matriz energética del país y buscar alternativas más sostenibles y menos susceptibles a las fluctuaciones del mercado internacional.