Es una narrativa que se repite cada temporada: te encuentras con el adversario menos deseado, te ilusionas, te enfrentas a la realidad, te estrellas con fuerza y te despiden sin piedad. Es una experiencia común cuando se trata de definir la Champions League.
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Y el Bayern Múnich no fue la excepción: se enfrentó al Real Madrid y recibió un golpe duro, pero luchó con ahínco para reaccionar, para intentar remontar, para soñar con un golpe sorpresa y, en un abrir y cerrar de ojos, el favorito castigó en la ida de la semifinal de la Champions League: la victoria soñada terminó en un 2-2 que, si bien deja la llave abierta, no tanto cuando se considera que la vuelta se jugará en el Santiago Bernabéu.
Al inicio, el Bayern Múnich mostraba más orden y peligro, con Sané generando oportunidades y un Kroos recibiendo pitidos, quien había declarado previamente su corazón madridista a pesar de su pasado en el Bayern.
Sin embargo, los alemanes cayeron en la trampa del ‘Champions Team’: se dejaron dominar, atrapados en una circulación lenta y desesperante, y justo cuando parecían adormecidos, llegó el gol. Un pase magistral de Kroos encontró a Vinicius Jr, quien marcó con facilidad ante Neuer para el 1-0. Un golpe contundente, típico del Real Madrid.
La tribuna furiosa clamaba por una reacción del Bayern, que apenas lograba acercarse al arco rival. Y entonces, Sané empató con un potente disparo al minuto 53. Todo volvía a comenzar.
El sueño de remontar se materializó cuando Lucas Vázquez cometió un penal contra Musiala, que Kane convirtió en gol para el 2-1. Pero en los últimos minutos, un penalti inesperado contra Rodrygo dio lugar al empate 2-2, marcado por Vinicius.
Después de tanto esfuerzo, el Bayern deberá jugar su vida en el Santiago Bernabéu la próxima semana. En el fútbol, todo puede suceder, pero desperdiciar una ventaja puede ser una carga pesada cuando el rival es el Real Madrid.