El líder de El Salvador, Nayib Bukele, quien es el candidato principal para mantener su posición en las elecciones venideras del 4 de febrero, solicitó este domingo el apoyo electoral para no comprometer la controvertida batalla que su administración está llevando a cabo contra las pandillas.
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“Este 4 de febrero debemos salvaguardar los avances en seguridad”, expresó Bukele en un video de un minuto de duración, publicado en su cuenta de X, anteriormente Twitter. El presidente solicita el apoyo electoral para los candidatos de su partido Nuevas Ideas al Congreso.
“Actualmente, Nuevas Ideas tiene la mayoría calificada, pero con tan solo un diputado menos perderíamos esa mayoría y pondríamos en peligro la lucha contra las pandillas”, indicó Bukele. De acuerdo con el presidente salvadoreño, si su gobierno no tiene mayoría calificada en el Congreso, no podrían aprobar el régimen de excepción, seleccionar magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al fiscal general “ni aprobar todas las herramientas que nos están ayudando para ganar esta guerra” contra las pandillas.
“Eso significa que con tan solo un diputado menos de Nuevas Ideas, la oposición podría lograr su verdadero y único plan, liberar a los pandilleros y usarlo para retomar el poder”, agregó. Bukele ganaría la reelección y dominaría casi por completo el Congreso en las elecciones del 4 de febrero, según varias encuestas.
En las elecciones de febrero, además de elegir presidente, los salvadoreños también renovarán el Congreso. El líder recibió el 30 de noviembre un permiso parlamentario de seis meses para lanzarse a la campaña de reelección.
El apoyo popular masivo a Bukele se debe a que su “guerra” contra las pandillas criminales ha traído paz a la población, a pesar de limitar los derechos civiles con un régimen de excepción que ha estado vigente desde marzo de 2022, según grupos de derechos humanos.
Bukele se presenta a la reelección después de una polémica decisión de la Corte Constitucional, que le permitió postularse para un segundo mandato consecutivo, a pesar de que la constitución salvadoreña no permitía la reelección.